Navegar hasta Naoshima, una isla paradisiaca en el Mar Interior de Seto, en Japón, hace realidad el sueño de cualquier viajero amante del arte y la naturaleza.
Suaves colinas boscosas y playas de arena blanca. Un mar azul turquesa que refleja puestas de sol espectaculares. Prados verdes, pueblos de pescadores, apenas tráfico. Un escenario idílico donde, además, brota la magia, la sorpresa y la admiración en cada rincón.
Porque el arte vive y juega en la isla: museos de todo tipo, arquitectura de vanguardia, esculturas, intervenciones e instalaciones crecen por esta bella isla rompiendo las barreras físicas y culturales de la experiencia artística.
Si otros destinos de Japón y del mundo ofrecen un innegable valor museístico al visitante, Naoshima, que también nos propone varios y de altísima calidad, se convierte además en una obra de arte en si misma. Recorremos, y formamos parte dándole forma con nuestra mirada, una instalación viva donde la creatividad humana y la naturaleza se funden en una propuesta magnifica.
Llegar a la isla arte
Llegamos a esta isla de tan solo 8 kms2 en un trayecto de Ferry de 20 minutos tras haber cruzado despacio el curso del rio Shimanto en Shikoku hasta la ciudad de Uno, el puerto de embarque. Naoshima es accesible también desde Tokio (4 horas de Shinkansen o tren bala hasta el Ferry, Kioto 90 minutos, u Osaka, 45 minutos).
La bicicleta eléctrica es perfecta para recorrer la isla y por 2.000 yenes puedes alquilarla en el mismo puerto donde desembarcas. Pedalear estos paisajes bajo el sol, moviéndote entre creatividad y naturaleza es como un juego, un placer lúdico, un deleite físico.
Las distancias no son muy grandes y es posible disfrutar todos los atractivos de la pequeña joya insular en un solo día si no disponemos de mas tiempo.
Museos vivos
El Museo de Arte de Chichu es subterráneo casi en su totalidad, pero utiliza la luz natural para iluminar sus obras de arte. El Museo Lee Ufan expone el trabajo del artista que da nombre al museo, un virtuoso coreano que vive y enseña en Japón. Ambos son obras de arte en si mismos.
La Casa Benesse incluye un museo, exposiciones de arte al aire libre, restaurantes, tiendas y hoteles. Sus 4 edificios son conocidos como el Museo, el Oval, el Parque y la Playa. Aquí, sobre un pequeño muelle, puedes disfrutar de la icónica calabaza amarilla de Yayoi Kusama.
Todos estos edificios fueron diseñado por el famoso arquitecto Ando Tadao, cuya trayectoria artística está documentada en el Museo Ando en Honmura, uno de los dos pueblos de Naoshima. Además, muchos de los edificios municipales de la isla, incluyendo las escuelas, fueron también diseñados por el notable arquitecto Ishii Kazuhiro.
Un pueblo mágico
El Proyecto Casa de Arte en Honmura ha transformado las casas abandonadas, viejos talleres, templos y santuarios en obras de arte estructural y edificios para artistas japoneses. Visitarlos es parte del juego, de la inmersión en lo fantástico y sugerente, de la especial actividad que fundamenta este tipo alternativo de disfrute artístico.
Naoshima, junto con las islas vecinas, es también el hogar del Festival Internacional de Arte, Setouchi, que se celebra una vez cada tres años y celebra la restauración de estas aguas y de esta sociedad tras años de depresión económica y ecológica. Su edición mas cercana será en 2026.
En Naoshima es posible disfrutar la obra de grandes tan heterogéneos como Walter de María, Jackson Pollock, Jasper Johns, Tadao Ando, Frank Stella, Jean-Michel Basquiat, James Turrell, Yayoi Kusama, Bruce Nauman, Claude Monet, Gerhard Richter o Keith Haring
Sin duda un lugar extraordinario que nos permite vivir la experiencia del arte mas allá del museo convencional. Si te gusta este tipo de alternativa artística, te gustará conocer aquí el museo vivo de Fanzara, en Castellón.