La Transcantábrica comienza en Galicia, final del camino establecido e inicio de esta ruta pintada de helechos y espantapájaros, de senderos cortejados por el maíz y el brezo, de sonrisas fugaces como nubes. La vivimos entre brindis y olas, musgo en las piedras, intensidad y encuentros mágicos.
Galicia
Galicia. En su lejanía próxima hallamos de nuevo tesoros olvidados, posibilidades inciertas, colores distintos, calidez y calidad. Nos desbordan la sencillez de su perfección, su diseño primordial y su personalidad única. Galicia guarda las esencias sagradas en un cofre sin adornos que se abre cuando te acercas más allá de coordenadas GPS, cuando te dejas extraviar en su laberinto de sensaciones.
Atrapa, hipnotiza discreta esta costa, y sus gentes acarician con la rudeza de la mano marinera, con la autenticidad del que vive en el final de la tierra. El ritmo es otro, la canción es nueva, pero pronto tarareas su latido desde muy adentro y algo se rompe al alejarte en el adiós y el hasta pronto. Inexplicable encanto, suspiras mirando atrás y ruegas que la próxima vez, embriagado de ella, todavía conserve esa mirada de joven primeriza, esa caricia de mujer fuerte y ese consejo de abuela sabia. ¡Gracias, Galicia!
Asturias
Asturias, más adelante, es el anillo confidencial que adorna la mano del cantábrico. Es la novia dulce, coqueta y natural que corre descalza por los prados celebrando la vida y la amistad entre carcajadas y vasos de sidra. En ningún lugar se encuentra la vocación socializadora de sus gentes, ese cariño innato a su carácter, esa humanidad llena de emoción.
La línea de su costa balconada a picos colosales es suave y recoleta. Sorprende con bellezas dibujadas por el abrazo de mar y tierra mas lleno de amor de Europa. Encantadora, seduce con un reflejo en la orilla, con viento sur peinando el bosque, con verde convertido en playa o una canción en la taberna.
Asturias es bálsamo de heridas y roces, es cama mullida, es refugio del abatido. Es comunidad de fuerza y emoción, bella, femenina y acogedora. Cuando te vas, das gracias de que exista, te llevas su energía dentro y dejas en la orilla la promesa de volver, siempre. ¡Gracias, Asturias!
Cantabria
Costeando llegamos a Cantabria. Cantabria es puente, camino, puerto. Historia y personalidad recia que se ha forjado en el día a día de sus gentes marineras, de sus montañeses. Resistente, humilde y a la vez orgullosa, guarda para el que sabe hallazgos únicos, joyas difíciles, verdaderas. Como mujer esquiva pero dispuesta, rechaza el primer envite, deja ver solo los tobillos bajo la falda. Su rudeza cubre toda la hermosura del mundo y el cariño infinito de sus gentes. ¡Gracias, Cantabria!
Euskadi
Al llegar a Euskadi se sienten las raíces, la tradición y el progreso en una mezcla viva y llena de energía. Donde pastan los rebaños y se vive como hace siglos, donde se conserva la memoria, hay también una puerta abierta a la innovación y el futuro. Recibes hospitalidad verdadera y saboreas un sentimiento cosmopolita, navegante y moderno. Mas allá de fronteras artificiales, saltamos los pirineos entre valles de brujas y playas míticas, puertos balleneros y cultura, gastronomía, surf y sonrisas. ¡Gracias, Euskadi!
¡Gracias, Transcantábrica
MUY BUENOOOOOOO ALVARO…Siempre un placer leer lo que escribes y ver vuestras fotografias. un Abrazo
Gracias Pepe!! Mil abrazos y hasta pronto en el Quasimoto!!!
Cada dia escribes mejor.. Parece que lo cuente una gaviota. Talmente.
Gracias Daniel, me alegra mucho que te guste!