Alvaro Urkiza

Literatura, viajes & arte

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Alguien voló sobre el nido del cuco, Ken Kesey

Alguien voló sobre el nido del cuco, de Ken Kesey, es una de las grandes novelas del S XX y, desde su publicación en 1962, una de las más prohibidas en bibliotecas y escuelas de EEUU e incluso motivo de despido de algunos profesores. Escandalosa, divertida y, en última instancia, devastadora, su exposición de algunos tratamientos de la salud mental, su alegoría de la libertad individual y su oda a la amistad han dejado una marca indeleble en la literatura de nuestro tiempo. ¡Comentemos un poco esta gran obra!

Ken Kesey, talento, actitud y LSD

En los años sesenta Ken Kesey reúne a los «alegres bromistas», un grupo de jóvenes fascinados por el ácido lisérgico, entonces legal en USA, y sus posibilidades para cambiar la sociedad. Recorren el país en un autobús que conduce Neal Cassady (el mítico Dean Moriarty de En el camino, de Kerouac). En sus experiencias con el LSD celebran la vida, la expansión de la conciencia y las puertas de la percepción. Tras ellos, persiguiéndolos de cerca, viajan la policía y el F.B.I. …

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Ken Kesey

Esta famosa etapa del autor, novelada en la crónica de Tom Wolfe Ponche de acido lisérgico, nos introduce al Kesey personaje de la contracultura, al activista que se presentó voluntario para realizar experimentos de laboratorio con esa sustancia en un psiquiátrico. Menos conocido es el hecho de que trabajase durante un año de guardia nocturno en ese mismo hospital y como ese periodo inspiró su primera novela.

McMurphy vs. El Mundo

El libro fue versionado en una archiconocida y oscarizada película de 1975 dirigida por Milos Forman y protagonizada por Jack Nicholson a la que sobre todo debe su fama. La historia comienza cuando Randle Patrick McMurphy, un espíritu libre y aventurero, un vagabundo beatnick duro, despreocupado e independiente, se finge loco para cambiar su condena en una granja prisión por el supuestamente más cómodo hospital psiquiátrico del estado.

McMurphy imagina un lugar donde solo deberá descansar y tomar drogas, sin la disciplina ni el control de la granja penal. Pero al llegar descubre que todos en esa institución viven bajo la terrorífica tiranía de la enfermera Ratched, el poder absoluto en la sala de hombres del hospital estatal de Oregon. La cruel enfermera Ratched, con la ayuda de brutales enfermeros, potentes medicamentos y manipulación psicológica, domina a su antojo a un grupo de dóciles y acobardados pacientes.

McMurphy llega como un ciclón. Nos lo cuenta otro de los pacientes, el Jefe Bromden, un gigantesco nativo americano esquizofrénico y sordomudo. A través de la niebla inducida por la medicación Bromden relata como el recién llegado se opone, primero como divertimento y después como un acto consciente de rebeldía, al sistema represivo de Ratched. Los intentos de la enfermera para someter a McMurphy con castigos leves y luego con electroshock solo sirven para estimular su desafío. Hasta el hermoso y trágico final.

Locura y Cordura

La enfermera Ratched simula ser un alma benigna en las Reuniones de Grupo y anima a los pacientes para que confiesen sus secretos más oscuros. Es una experta en el uso estratégico de esa información para avergonzarlos y cargarlos de culpa. Con ello y las fortísimas drogas incapacitantes que prescribe con la vista gorda de sus superiores (‘Todo mientras los chicos no causen problemas’) así como los tratamientos más invasivos y terribles, los manipula a su antojo.

La novela nos estremece mostrando una descarnada versión de algunos centros psiquiátricos de aquella época y sus terapias. También lo hace al exponer como la sociedad rechaza y segrega a los individuos con distintas percepciones (pero solo cuando su comportamiento social llama la atención) y los cataloga como perturbados, como humanos de ‘segunda categoría’. Son personas que “molestan” y la solución más fácil es aislarlos del resto del mundo.

-«¿Qué creéis que estáis, por el amor de Dios, locos o algo así? ¡Pues no lo estáis! ¡No estáis más locos que el imbécil medio que camina por las calles y eso es todo!» – Patrick McMurphy

Risa, racismo, sexo y misoginia

En el contexto de la lucha entre McMurphy (la voluntad de libre albedrio) y la enfermera Ratched (el sistema que reprime nuestros impulsos más básicos), el autor destaca numerosos puntos llenos de interés y buena literatura. El humor y su importancia capital para mantener la cordura o al menos el bienestar. La risa como elemento liberador y purificador: «Hombre, cuando pierdes la risa, pierdes el equilibrio.» McMurpy

En cuanto al racismo, (¡atención, párrafo con spoiler argumental!) resulta simbólico que el Jefe Bromden, supuestamente sordomudo, recupere la voz (y la dignidad) al final de la novela. Su personaje representa al colectivo de nativos americanos al que se ha negado tradicionalmente la palabra desde la llegada de los colonos europeos.

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Kesey plantea en la novela la importancia de la sexualidad y su libre expresión como clave de la buena salud. Igual que muestra lo perjudicial de reprimir nuestros deseos, fuente de infelicidad. Por otro lado la figura «bien dotada» de la cruel Ratched, las prostitutas que contratan en la excursión y la castradora madre del interno Billy Bibbit son los únicos personajes femeninos. Su maldad denuncia una evidente misoginia viéndolas con nuestras gafas moradas.

La religión, con la mesa de electroshock en forma de cruz, con correas en las muñecas y la cabeza, aparece como un elemento represor más. También el capitalismo que prefiere el ahorro a la curación, como explica el cartel de la galería que la premia como «la que se gestiona con menos personal.» La tecnología, por su parte, está representada por la «maquina de niebla» que aturde a los internos, la manera de Bromden de explicar los efectos que le causan las drogas.

Al estilo de Kesey

Las primeras paginas del libro pueden suponer un reto para el lector desprevenido, con las espesas divagaciones del Jefe sumergido en su medicación. Sin duda son la parte más brumosa de la novela y pueden causar que el lector se pierda momentáneamente. Pero Kesey pronto nos engancha con una narración ágil y verosímil, absorbente y fluida que nos lleva de la mano hasta el final.

La novela nos envuelve y atrapa, consigue emocionarnos, hacernos llorar o reír a carcajadas. Kesey se mueve con brillantez entre la comedia y el drama sin caer en los recursos literarios más fáciles. Su retrato de los internos del centro psiquiátrico es inolvidable y causa un impacto profundo. Su voz y sus presencias resuenan en nuestro interior mucho después de haber terminado este gran libro.

En este link a su PDF podéis leerlo gratis en castellano. Y en este otro enlace podéis adquirir el libro editado por Anagrama.

Si te ha gustado esta reseña, es probable que disfrutes con la genial novela Harold y Maude, de Colin Higgins, en este enlace, otra obra magna de la contracultura norteamericana y con una versión cinematográfica extraordinaria.

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