Fanzara es un pueblito tranquilo en la provincia de Castellón rodeado de altos cerros boscosos y atravesado por el río Mijares. Con solo 270 habitantes y en un entorno natural idílico, es un pequeño paraíso. Un paraíso en peligro que se ha reinventado para sobrevivir a las amenazas del exterior y a sus propios demonios. Fanzara es el paraíso salvado con un MIAU.
A 80 Kms de Valencia, encaramado a la sierra pero próximo a los centros de la industria azulejera en la costa, Fanzara subsiste de la agricultura y el trabajo en las fábricas de porcelana. El ayuntamiento ha sido regido por partidos conservadores (UCD-AP-PP) desde el inicio de las elecciones democráticas hasta el 2011. En 2004 aprobó instalar en Fanzara un vertedero de sustancias peligrosas como «inyección económica y para crear puestos de trabajo en el municipio«.
Cuando se hizo público el proyecto del Ayuntamiento, los habitantes de Fanzara, como suele suceder en este tipo de situaciones, se dividieron en dos bandos enfrentados: los partidarios de la instalación del vertedero de residuos tóxicos en el pueblo y los vecinos contrarios a su construcción. De entre estos últimos nació la plataforma Vertedero Sustancias Peligrosas No.
Victoria y derrota
Tras años de lucha, en 2007 la plataforma vecinal consiguió que la Comunitat Valenciana considerara que esta planta provocaría un impacto ambiental negativo. Se prohibió la recalificación del terreno destinado a su instalación y al tratamiento de residuos peligrosos en Fanzara. Parece un final perfecto para esta historia sobre el éxito del asociacionismo popular en defensa del medioambiente frente a proyectos destructivos movidos por la avaricia. El pueblo estaba salvado. ¿Salvado? Del vertedero y su polución, puede, pero ¿podría salvarse el paraíso de Fanzara de sí mismo?
El debate entre los habitantes a favor o en contra del vertedero creó un clima tan tóxico para la convivencia como los residuos. Hubo familias que dejaron de hablar con otras o incluso con miembros de la suya propia solo por tener opiniones diferentes al respecto. Estallaban riñas frecuentes, discusiones a gritos en las antaño tranquilas calles, se interpusieron denuncias… El paraíso de Fanzara se convirtió en un verdadero infierno donde era imposible vivir en paz.
Fanzara: un paraíso salvado con un MIAU
Y, de nuevo, el milagro. Surge una iniciativa sorprendente que reinventa el carácter de Fanzara y salva la convivencia en este pequeño paraíso de las montañas castellonenses: nace MIAU.
MIAU, siglas de Museo Inacabado de Arte Urbano, es un proyecto anual que reúne en Fanzara artistas urbanos de todo el mundo el mes de Julio. Durante ese periodo los artistas plasman su trabajo desinteresadamente en las paredes del pueblo y se alojan en casas locales. Esto crea un vinculo muy especial con las familias mientras se intervienen sus espacios cotidianos.
¿El resultado de MIAU? Fanzara continúa siendo ese paraíso rural en plena naturaleza. Además sus calles laberínticas de casas empedradas típicas de las sierras de Castellón se han convertido en un museo vivo y sorprendente, variado y divertido, intenso, colorido y maravilloso. Un destino perfecto para pasar un día disfrutando del mejor arte “urbano” que, paradoja, se adapta y expresa perfectamente en un entorno rural como este.
Y, lo más importante, Fanzara es un lugar perfecto para sentir la amable bienvenida y la tolerante sonrisa de los vecinos, satisfechos y hospitalarios. Una comunidad fresca y renovada, que mira con una sonrisa optimista al futuro sin renunciar a su propia personalidad, convivencia y calidad de vida. ¡Y todo por un MIAU!
Del texto y todas las fotos @alvarourkiza