Llueve en Ghana el día de nuestra llegada.
Despertamos en Accra, la capital, sin luz, agua o teléfono y nos armamos de paciencia calibre 22. Exploraremos hoy la selva de plástico, cazaremos en el jardín de nailon, oleremos la flor artificial; este safari africano llegará al corazón de las tinieblas bajo el gris protector de las uralitas.
A ritmo de percusión hecha con claxons bailamos los charcos hacia la terminal de autobuses. La omelette del desayuno nos provoca los primeros retortillones. ¡Bienvenidos a África!
Hace calor en la carretera y a través de los tubos de escape el sagrado humo de la combustión, el monóxido ritual, hermana a peatones y conductores en una ceremonia tóxica y democrática. Una canción anima el atasco del intestino continental. La música es el laxante vital para millones de personas y el calor es caricia que empuja hacia adelante un día más. Que impulsa a descender desde la tribu hasta el suburbio, a pasar del adobe a la hojalata, a mirar la valla publicitaria en lugar de contemplar el horizonte.
Empaquetados en un bus, costeamos la senda esclavista protegidos del bochorno histórico por un cristal tintado, sudando la vida en el frío acondicionado. Somos espectadores atónitos de las ventajas del colonialismo observando los pueblos destrozados a nuestro paso. El autobús no se detiene pero la gente saluda a este par de blancos que observan la vida desde dentro de una urna sobre ruedas.
Por fin, al llegar a la playa, baja el telón del show diario y cae la noche. Las olas mecen los barcos atracados cerca de la arena y sus luces improvisan el baile, la verbena nocturna. Ha dejado de llover. Unas cervezas frías frente al mar y ya estamos en casa.
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Estupendo reportaje.
Llueve en Ghana, aquí en Madrid ni una nube se atisba en el horizonte.
Un abrazo
Gracias. En Madrid tambien esta todo, mostrado en pedacitos mezclados y cariñosos, creo. Un saludo
Es una vívida descripción que alegra por su forma, pero también entristece un tanto al pensar en la miseria que envuelve a esa nación y a ese continente. Gracias por un trozo de humanidad.
Gracias a mi ninguna, solo veo y cuento, como cualquiera. Me alegro de que te guste, un abrazote!
Que bueno, Álvaro! Siempre llevándonos de viaje… PURAVIDA.
Un abrazo, Chechu, disfruta a tope Sri Lanka, ya contarás!